Siguiendo la consigna del Movimiento Libro Libre Argentina, que nos invita a "liberar un libro" para el día del niño (8 de agosto), es decir, "dejarlo" en cualquier parte! con el único objetivo que un niño lo encuentre, lo lea, disfrute y después lo libere...
Hoy salimos a liberar nuestros libros (aunque la convocatoria masiva es para el domingo, nos adelantamos para hacerlo todos juntos!), a pesar del frío (¿cómo decirles que no cuando ya les dijiste que si?); no puedo explicar la emoción de los pequeños al compartir, al regalar "a otro que no conozco" algo suyo, algo que los hizo felices, a un gran amigo: ¡Un libro!
Fuímos a una clínica para niños, a la plaza Pedernera, a la plaza Lafinur, dejamos en el tobogán, en los bancos, en la parada del colectivo... ¡Fue hermoso! Hermoso verlos con ganar de dar porque sí, sin esperar nada a cambio, sólo llevando consigo la esperanza de que algún niño encuentre la magia que ellos ya descubrieron...
Hicimos un poquito de espías, ocultándonos para ver quién lo encontraba y ... ¡un niño subió al tobogán y ¡pum! lo ¡¡¡encontró!!! Se sorprendió, lo hojeó, se acercó a su mamá y fué corriendo tras nosotros (éramos un grupo muy ruidoso como para pasar desapercibidos -al dejar el libro y al ocultarnos-), el nene nos devolvió el libro, y entre todos le dijimos "¡Feliz día del niño! es para vos, debes leerlo, disfrutarlo y después hacer lo mismo que nosotros: liberarlo para que la magia toque a otro niño..." El pequeño sonrió, dijo gracias y sus ojos se iluminaron de tal manera que por un instante esa tarde volvió a salir el sol, se fué corriendo con el libro entre sus brazos... La alegría no se puede describir!!!
Hoy se llenó mi alma, hoy sembramos esperanza y fé, hoy fuímos todos (los niños, sus padres y yo) mejores seres humanos y lo más bello es que esta noche varios niños estarán en su casa leyendo y nosotros lo hicimos posible!!
¡Gracias!
Los invito a todos los que lleguen a este espacio a sumarse a la propuesta que ya ha dado la vuelta al mundo, toda la información en Facebook "Movimiento Libro Libre Argentina", en cada pequeño detalle está la diferencia y la gran apuesta ¡súmate!
Otra vez el tiempo ha volado y llegó el momento de despedir -por este año- nuestro querido taller.
La consigna es la siguiente (la aprendí en "Permítame Contarle una Historia, taller de Escritura de Invención"*, y bueno.. jeje, la adapté!):
Aladia, buena cocinera, despedaza espinaca fresca, generando hilos incontables jugosos. Karen la llamó mientras nuestro ñandú Opal picaba queso roquefort sentado; tu última vaca Wanda Xuxa yanta zanahorias.
"Al bello campo" - dijo Esteban. 
Anyulina bebía cepita del eco feliz. Grande, helado, italiano, joven karateca, la mamá nadaba. Ñoquis olían pequeños restos sabrosos, Walter (xoxo) ya zarpó.
Tenemos un duende, hada o elfo que nos ha elegido, que ha decidido ser nuestro amigo porque comparte nuestros gustos, nuestra personalidad y deseos, es algo así como un "angelito de la guarda" mucho más travieso y risueño; pero ¡tiene que vivir en algún lugar! Si!!! Porque lo llevamos a casa (se vuelve inmóvil ante los ojos de los demás...) y necesita un lugar donde guardar sus cosas y sobre todo descansar después de acompañarnos todo el día. 
A estos personajitos les gusta vivir en los zapatos y como ya nos pasó que ¡utilizaba los zapatos de mamá o del abuelo! o los nuestros y se los llevaban a su casa mágica y por la mañana no podíamos encontrarlo para ir a la escuela!! ¡Uf! decidimos hacer con nuestras manos un zapato para él. 
Hoy salimos a liberar nuestros libros (aunque la convocatoria masiva es para el domingo, nos adelantamos para hacerlo todos juntos!), a pesar del frío (¿cómo decirles que no cuando ya les dijiste que si?); no puedo explicar la emoción de los pequeños al compartir, al regalar "a otro que no conozco" algo suyo, algo que los hizo felices, a un gran amigo: ¡Un libro!
Hicimos un poquito de espías, ocultándonos para ver quién lo encontraba y ... ¡un niño subió al tobogán y ¡pum! lo ¡¡¡encontró!!! Se sorprendió, lo hojeó, se acercó a su mamá y fué corriendo tras nosotros (éramos un grupo muy ruidoso como para pasar desapercibidos -al dejar el libro y al ocultarnos-), el nene nos devolvió el libro, y entre todos le dijimos "¡Feliz día del niño! es para vos, debes leerlo, disfrutarlo y después hacer lo mismo que nosotros: liberarlo para que la magia toque a otro niño..." El pequeño sonrió, dijo gracias y sus ojos se iluminaron de tal manera que por un instante esa tarde volvió a salir el sol, se fué corriendo con el libro entre sus brazos... La alegría no se puede describir!!! 
